sábado, 18 de febrero de 2012

ADIÓS A SU CARA DE NIÑO

Recuerdo  que nos despertamos aquella mañana muy pronto al grito de una tía que decía: "¡HA SIDO NIÑA!". Tengo una memoria pésima para las imágenes y es algo que siempre me entristece, pero las emociones se graban a fuego en mis hombros. Aquél día el nerviosismo y la alegría por algo nuevo que venía era demasiado fuerte para soportarlo sola. Menos mal que no fue así. Estaba con el. Con el chico con la piel del color del cielo de una noche de verano.

Una tras otra se han ido sucediendo las experiencias con ese chicuelo. No recuerdo haberme sentido más segura cogiéndole la mano a alguien. Nuestras diminutas manos parecían enormes cuando las entrelazábamos minutos antes de cada paliza de aquél hombre con la pista de aterrizaje en la cabeza. Nuestro miedo y nuestro instinto protector se hizo cada vez más fuerte, tal vez por eso no recuerdo con desagrado aquellas imágenes del duro cuero chocando contra nuestros débiles y frágiles cuerpos. 

Navidades, cumpleaños  (sobre todo su quinto cumpleaños con su tarta de chocolate y su avión de juguete), eventos del Jordán de Sajonia, intentándole distinguir entre todos sus amiguitos con pantalones blancos y camiseta roja. Y vaya momento en el que le distinguía, con la sensación de aquello que es tuyo, por encima de cualquier cosa material. Era mi hermano, qué más podía pedir. 

Hoy cumple 18 años. Y yo no quiero que los cumpla. Me niego completamente a aceptar que ha perdido su inocencia, aunque todavía le quede mucho por aprender. Es la persona que con su ingenio y, repito, con su inocencia me ha hecho reír en los momentos más duros o incluso en una montaña haciendo que mis carcajadas tuvieran eco durante el Camino de Santiago. Ufff, cuántos momentos. 

Ha sido mi hermano, mi amigo y mi colchón de seguridad. Ahora le miro con ojos de hermana mayor y se me caen las lágrimas por haberle dejado cuando me fui de casa. Cada vez que le veo ha crecido mucho más, aunque siempre le quedará la cicatriz que le causé de pequeño. 

Espero que sepa llevar bien su vida. Y que, al contrario de querer madurar, mantenga esa esencia de niño que lo hace la persona más inteligente que conozco. 

Vaya donde vaya espero que nunca se olvide de lo increíble que es. No me imagino a nadie capaz de hacerle daño, pero si lo hace, que tenga en cuenta que es un bache. Que hemos superado cosas peores y de todo se aprende. 

Para él.

xxx

2 comentarios:

  1. Anónimo18/2/12

    Aun le quedan 62 años para perder la inocencia, aun tienes tiempo

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  2. Mola cuando te pones en modo tierno on. En ocasiones se agradece recordar que tenemos sentimientos.

    Escribes de lujo. Sí, tengo insomnio y me estoy dando una vuelta.

    Biquiños moitos.

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